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Foto del escritorAcademia Rein

34. ZTR: Alma en Pena. Matrix 3D.

Actualizado: 15 jul 2023

Experiencia personal

En esta oportunidad, quiero ilustrar este tema, con una experiencia personal, que me toca muy hondo. Que es parte de mi vida, de lo que soy. Una experiencia que ilustra, lo que se vive muy cerca, en la Zona de Tiempo Real.

Empecemos…


Aun recuerdo ese día de Noviembre del 2013. Yo estaba ocupada, trabajando en una cocina, ollas, sartenes, trastos para lavar… y de repente mi mente, mi vista se desenfoca, y empiezo a tener una visión… sensaciones, emociones raras, confusas… oscuridad, dolor y una tristeza profunda que cala los huesos con frío y soledad… me llama la atención que en esa oscuridad, allá arriba, una linea de luz asoma su resplandor… como el atisbo de otro mundo, a algo añorado que no me animo a tocar… y una profunda sensación de sueño, y cansancio. Vuelvo a dormir… espero…



Mi mente trata de entender, ¿de donde viene todo ello?

Y el entendimiento viene como una brisa… me llama una niña, la niña que alguna vez fuí…

La visión termina, y aún abrumada por las intensas emociones, comprendo que tengo un nuevo desafío por delante.


Mas tarde, cuando estoy tranquila y luego de haber hablado con mi compañera del asunto. Coincidimos en que seguramente se trate de un asunto relacionado con mi primera encarnación en México. Así que me dispongo a sumergirme en el Astral otra vez...


Cierro mis ojos físicos, y al momento de hacerlo, abro mis ojos astrales. Estoy recostada en un sillón, que luce mas bien como una cama. Es blanco, suave y reconfortante. Es donde reposa mi cuerpo astral, mientras estoy enfocada en el mundo físico terrestre.


Lo primero que hago, es ver mis manos, mis brazos… blancos y refulgentes como la nieve, sobre todo bajo la columna de luz que desciende desde lo alto, sobre mi… el vestido blanco, es fresco y liviano. Me gusta mirar mis piernas, acariciar mi cabello, y volver a sentir que soy yo. Yo otra vez… No reniego por el cuerpo biológico en el cual estoy proyectada, ya que es el medio que me permite estar al lado de quienes amo. Pero no negaré que se hace a veces pesado y difícil, ser lo que no soy.



Pero bueno, así es ésto. Me incorporo, y me alegro de estar y sentirme completa. Ahora dejo mi vanidad y avanzo unos pasos sobre este gran salón en penumbras. Mi sala, mi refugio. Es bastante espartano, porque nisiquiera minimalista es. Y como seria de otro modo, si yo no necesito comer, ¡ni tengo necesidades de ningún tipo!


¿Dónde se encuentra mi espacio de descanso? Os lo diré: se encuentra, si mis cálculos no me fallan, dentro de la Glandula Pineal del cuerpo biológico que uso. La columna de luz, es la Línea del Hara, que alimenta el cuerpo. Columna de luz que mi familia astral muchas veces utiliza como medio para llegar hasta mi.


Así que aquí estoy, lista para llamar a mi Guardiana y Protectora, mi amiga. Una asistente personal, que tiene mas libertad de acción que yo. Haciendo muchas tareas por mi, aún protegiéndome si hace falta. Nosotras le llamamos Onix, aunque tiene su nombre propio. Onix es una Orden de Guardianas que nos asisten casi exclusivamente a nosotras. Y como era de esperarse, aparece frente a mí, al instante. Con ella confirmamos lo que pensamos:


Mi vision era un flash, un llamado de algo que perdí en la anterior encarnación en la Tierra. ¿Pero ella me llamo? No. Yo conecté con ella, porque en esos días tuve el afloramiento de un destello, de sensaciones y recuerdos enterrados en el pasado. Algo que yo cargaba y desconocía. Experiencias que me darían entendimiento de sensaciones, sentimientos y pensamientos oscuros y poderosos que me habían embargado tiempo atrás, oscureciendo la alegría de mi alma. Si bien es cierto, que yo llegué a este mundo, como un alma nueva, pura e ingenua, como la de toda criatura al nacer, tengo que confesar que muy a pesar mio, al tiempo de quedar sola en éste cuerpo físico, una gran amargura comenzó a carcomer mi ser… un odio muy grande, una tristeza que paraliza, un rencor inexplicable que por mas que yo tratara de racionalizar, no le encontraba realmente el sentido.


¿De que rencor extraño estamos hablando? Pues lo diré: un odio hacia todos los hombres. Si, que terrible y angustioso fue eso. Pues racionalmente yo sabía que la mayoría de los hombres, son seres buenos y protectores. Como lo fué mi anfitrión, o lo soy yo ahora en éste cuerpo biológico. Y todo ese malestar disparado por ver en la computadora, la imagen de un hombre vagabundo, escondido entre los matorrales… Y esas oscuras sensaciones iban y venían, pero en general tiñeron de gris muchos meses de mi vida.


Alguno se preguntará, porque no lo resolví antes. Pues en esos tiempos, yo era un alma bastante inmadura, y presionada no solo por mis muchas complicaciones en el Astral, sino por tener que salir adelante sola en este mundo terrenal.


Cuando me quedé sola en este cuerpo, sin la asistencia de mi anfitrión, el mundo me cayó encima como mil baldes de agua fría… volví por amor, y no me quejo por ello, pero les aseguro que nunca había pensado en lo que el mundo físico significaba. Ya que hasta ese día, nunca había sentido hambre, necesidades o preocupaciones sobre como vivir el día a día, o sobre mi persona. Pero ahora todo caía sobre mí, y comprendí todo lo que me faltaba. No tenia memoria de nada de mi anfitrión, salvo algunas cosas cotidianas que hacía junto a el. No sabía bien el idioma, ni trabajar, ni atender al cuerpo, ni como funcionaba realmente la sociedad. ¡NO sabía como saldría adelante!



¡Cuanto lloré mi situación! ¡Cuanto me pesó estar sola! Como se hizo gélido el silencio… ya no estaba la voz de mi amigo, para conversar, para reconfortarme, para decirme que hacer. Solo la soledad y yo. Pero tuve la buena fortuna, de que mi amada amiga y compañera, Cris, me apoyara y aconsejara desde México, cada vez que nos comunicábamos por Chat. Separadas  por 8000 km desde Argentina.


Así que esa era mi situación, y encima ahora, con este amargo rencor indescifrable. Pero algo había que hacer… y parece que éste llamado, era la clave que faltaba. Si yo había hecho contacto con esta conciencia, era porque estaba lista para el encuentro.


Mi Madre Mariel siempre tuvo la misma actitud. Muy amorosa y comprensiva, pero jamás me anticipó nada de mi porvenir. Nada de mi pasado. Yo solo vivía en un constante presente, con una mirada fresca sobre todo lo que me tocaba vivir. Sé que lo hacía por sabiduría. No por negligencia. Pero eso no hace menos complicada mi manera de vivir. Y ahí estaba yo, lista para descifrar otro nuevo enigma de mi pasado, y de quien era yo…



Yo sabía como encontrar a la niña. Ya que si habíamos sido parte de la misma encarnación, ambas tendríamos la misma nota del alma, el sonido eterno que atraviesa el multiverso, la nota única de la individualidad, que nos guía como un radiofaro, para reunirnos una vez mas.


Así que sin mas, desplegué desde mi mano, una esfera de luz, una Estrella Guía, que me llevaría hasta el lugar en donde se encuentre mi contraparte perdida… y así fue que la Estrella salió disparada como un rayo fuera de mi refugio, y volando por la ZTR, llegué hasta mi querido México, sobrevolando sus selvas, lagos y montañas… y de repente nos zambullimos a las puertas de un antiguo cementerio.


Lucía como un cementerio de pueblo, pequeño, donde se mezclan el pasado remoto y lo actual. Al llegar sentí que estaba en un territorio como para estar prevenida. No era cómoda la sensación. Creo que me sentía observada y con cierto temor a despertar los antiguos sirvientes de la Señora Oscura… con la intención de no llamar mucho la atención, me adentré siguiendo mi Estrella de luz… y allá, entre unos panteones, una pequeña casita blanca, que hacía de panteón sencillo de un clan familiar. El estuco blanco, ya arañado por el tiempo, mostraba unas puertas de madera ya rancia, que olían a viejo… pues que mas dá, no queda otra que entrar y ver que me espera dentro… y avanzo hacia la penumbra, la oscuridad… con el respeto que se le debe a los muertos.


Algunos cajones, urnas, y trastos viejos. Una familia descansa aquí, abuelos y bisabuelos. Todos en discreto silencio. Y a mi izquierda, un pequeño ataúd entreabierto llama mi atención. Me acerco y espío dentro. Una niña descansa en su vestidito blanco, recostada de costado como si tomara una siesta. Su cuerpo ya son huesitos, pero eso no impide que sienta ternura… y nostalgia. ¿Qué sueñas mientras duermes? ¿Acaso me estás esperando? Quiero saber…

Dime tus secretos, confía en mí, no temas, he venido a ayudarte… y entonces le tomo la mano…

Y todo cambia a mi alrededor!

Ahora me veo recostada, mirando desde la oscuridad, un rayo de luz en el exterior… estoy cansada, tan cansada… tengo frío. Tengo miedo. Espero… espero. Es mejor estar aquí. Es mejor no salir… y un dolor intenso me recorre todo el cuerpo, me duele el estómago, me duele el cuello. Siento golpes, golpes por todo mi cuerpo… me duele tanto todo, aplastada, asfixiada, sola…


Y mi visión cambia otra vez. Estoy parada frente al ataúd. Donde reposa la pequeña niña hecha huesos.


¡Esa era mi visión! ¡Yo veía lo que la niña ve desde su cajón! La rendija de luz, que deja filtrar la tapa desplazada. La luz que entra por la puerta, como un hilo de otro mundo en este oscuro panteón.


Así que decido correr la tapa, y así lo hago. Y por el poder que yo poseo, invoco que se muestre quien reposa a mi lado. Y el espíritu de una niña se incorpora, se hace visible, dándole otra vez vida, a un cuerpo ya desecho. Pero ahora luce tal como el día en que se la enterró. Delgada, blanca como la nieve, delicada. Largos cabellos oscuros dejaban ver unos ojos grandes y oscuros, que transmitían nostalgia y pesar.



No temas mi niña, te he venido a buscar, te amo y te quiero ayudar… y tomándole de la mano, le digo: ¿Qué me quieres mostrar? Y entonces lo veo todo… Su familia, su madre, sus hermanos, una escena familiar, almuerzo, hermanos que se molestan, ríen y juegan… papá llegando a casa... Y salgo afuera, a la calle, algo debo buscar… caminaba por el pueblo. Y por el camino, paso una casa, y al acercarme en mi paso por un pastizal de repente ¡alguien me jala el brazo! Caigo, me aplasta, me golpea por todos lados, me lastima, me ahorca… y mi mente se llena de confusión, de terror, de una profunda tristeza… porque ya no llegaría a casa nunca mas… mamá… papá… hermanos… solo queda la soledad y el dolor… el vacío.


Luego me veo en este oscuro lugar. ¿Muerta? Si. ¿Viva? Tal vez… mi cuerpo, esta allí. Recostado como para dormir… no quería irme lejos de mi casa, de mi mamá… sabía que ella estaba cerca y eso me reconfortaba. Además de una sensación profunda de que no me tenía que alejar de allí. Algo me decía, que una persona importante llegaría y yo sería feliz… pero aunque esto no tenga sentido, algo si lo tenia: el miedo que me daban los muertos, que por las noches salían. Yo sabia, que si me quedaba dentro de mi tumba, nada malo me pasaría. Pero si salia afuera… pensar en eso no me atrevía.


Volví a mi conciencia de mujer, y busqué consolar y convencer a la niña, de que me acompañara. Que iríamos a un lugar hermoso, lleno de otros niños y de gente que le amará. Pero nada la convenció. Se aferraba a su tumba, a su madre, a la espera de esa persona especial y a la cercanía de su antiguo hogar.


Le prometí que volvería a visitarla y la dejé durmiendo en su lugar. Yo aún recuerdo, como ella acompaño a su cuerpo a la tumba, intuyendo que no debía alejarse mucho de él. Esa sensación de que alguien vendría a rescatarle y todo volvería a estar bien…


Al día siguiente, busque la asistencia de mi amada Guía Dalia. Su presencia maternal fue la clave que dio los buenos resultados en nuestra segunda visita al Panteón. La muchachita enseguida ganó confianza ante la presencia de Dalia, que además era muy parecida a su antigua mamá. Mientras ellas se abrazaban y hablaban, la niña y yo eramos sanadas por mi Guardiana Maira, algo que fue muy importante para que no cayéramos en los embrujos de las fuertes energías emocionales que movían nuestros traumas.


Y así fue que las cuatro nos alejamos de esa tumba, que fue el triste hogar de nuestra niña por más de 11 años.


Su nombre era Estelita, y fue asesinada por un hombre a los casi 13 años. Yo actuaba como su nivel astral y ella era mi Ego terrenal. Fue una encarnación en la cual mi madre no había usado el método Walk-in, sino simplemente nacimos de forma natural. La idea era crecer, guardando la semilla de nuestra misión en el corazón. Nosotras, yo, ella, nacimos en un pueblo cercano al de la chica que actuaba como "Contenedora" del "Combo" de Jessel. Mariel había proyectado los hilos de la experiencia, para que al entrar en la preparatoria, ambas nos conociéramos, y del amor y la amistad, surgiera la oportunidad de que yo cumpliera mi misión astral...


Pero algo falló. Algo oscuro, maligno, cobarde y asqueroso se gestó en el vientre del demonio, ¿tal vez la Señora Oscura intuyó la treta que se tendía a su alrededor? Posiblemente… lo cierto que nuestra muerte, la muerte de Estelita, destruyó los planes de Mariel de rescatar a su compañera y amiga. Tan repentino, inesperado, trágico y violento fué, que en nuestra muerte no pudimos ascender las dos. Yo fui jalada hacia los cielos y ella atrapada en un cajón.


¿Por qué Mariel no la rescató antes? ¿Por qué esperar 13 años?

Ahora mi Madre por fin empezó hablar del asunto, diciéndome que se arriesgaba acercándose a los dominios de la Señora Oscura. Ella acechaba por el lugar. Y Mariel no quería que por acercarse, la niña recibiera algún mal. Además, tampoco quería que la Señora Oscura se sintiera amenazada, y decidiera poner fin a la vida de la "Contenedora". Pues si hacía eso, se llevaría a todo el "Combo" de regreso al Bajo Astral y la haría reencarnar en los oscuros tiempos del pasado, donde sería casi imposible llegar. Su oportunidad de rescatar a Jessel, dependía de que la "Contenedora" siguiera viva, en esta época, en donde Mariel podía bajar y acercarse sigilosa como una pantera.


¿Por qué no me contó desde el comienzo sus planes? ¿Por qué no me reveló el misterio de mi pesar? Porque era demasiado dolor para procesar, hasta el día en que yo madurara y por mi misma lo pudiera resolver. Lo cual era verdad.


¿Y que pasó con Estelita? Ella fue con nuestras madres, Mariel y Jessel, a un lugar de nuestro Reino, que se asemeja a la Tierra. Una región hermosa, de prados, bosques y grandes cabañas. Casi todo es naturaleza, y el hogar a donde le llevaron está acondicionado con espacios como los que necesitan los humanos en la tierra: lugar de juegos, descanso, y aseo… y dos madres que le mimen y quieran de verdad.


Al tiempo, ellas llevaron a Estela, para que visita su antiguo hogar. Así pudo despedirse de su mama, papa y hermanos. Fue emotivo, e importante, porque por fin estuvo lista para avanzar. Y yo investigué por internet, así como preguntando a gente de la zona, sobre la niña y su crimen, hasta que encontré los datos de su antigua escuela y su hogar. Ambas, volvimos a encontrar la paz.

Espero que este testimonio, no solo les permita conocerme mejor, sino, que puedan comprender todo lo movilizador que atraviesa un alma cuando de forma trágica le toca desencarnar. Que este relato nos de a todos una perspectiva mejor, de respeto, consideración y amor, por todos aquellos que parten antes que nosotros. Y por sobre todo que nos de “humanidad”, dejando de ser simples bestias, que solo reparten dolor.


También que sirva para reavivar la importancia de los ritos fúnebres, que en lugar de ser simplemente momentos para chismear o llorar, sean verdaderos ritos de transito y bendición de los muertos. Hechos con amor y desapego, para hacerle llegar con seguridad y amor, de nuevo a su Hogar en el cielo.


Como dijo el gran Fabio Zerpa: “morir es volver a casa”. Que así sea.



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