top of page
Foto del escritorAcademia Rein

Alma Solar 6. la Trascendencia.

por el Maestro Gabriel Rodríguez.



- Así que comienza por cerrar tus ojos, respirando hondo y suave… Relaja tu cuello, los hombros, déjalos reposar. Siente como si los brazos ya no es tuvieran allí. Los dedos sin tensión alguna, ya no ejerces ninguna presión. Te entregas a la calma, al ritmo suave del corazón, del respirar. Imaginas una luz que comienza a llenar tu cabeza, los ojos, y comprendes que ésta luz ahora inunda todo tu cuerpo. Comienza el conteo hacia atrás... 10, 9, 8, y sientes como comienzas a descender desde lo alto, 7, 6, 5, 4, cada vez más hondo, más profundo, 3, 2, ya tocas el fondo, ya estás allí, 1 - susurra tu amigo terapeuta.


Más no encuentras tu hermoso jardín, sino una oscura y fría calle empedrada. La Luna ésta vez esconde su faz y solo unas pocas farolas de velas dan una idea de por donde caminar. Los adoquines mojados, embarrados. Un aire pesado y rancio lo invade todo. Las casuchas a los costados no brindan abrigo ni tranquilidad. Parecen mantener una fingida actitud pasiva, para luego atacar por detrás. Todas las ventanas cerradas.


Instintivamente sientes el impulso de caminar calle arriba, sabes que vas al encuentro de algo, que no te da una agradable sensación. Entonces aunque no los veas, preguntas a tus Maestros cual es el propósito de estar allí.

- Es el lugar a donde ahora debes llegar - la voz de Anael responde.


Sabes que algo debes enfrentar y es inevitable. Llegas a un sitio, donde mucha gente se apiña. Pareciera una feria, o un espectáculo. Gritos, tirones, empujones, la sensación es más pesada y oscura... todos se apretujan para ver algo... o a alguien. Ropas rústicas, rostros desgarbados, y miradas que trasmiten una extraña agresividad. Tu corazón se acelera, y falta el aire... te esfuerzas mucho hasta que logras dar con el centro de la atención: unos carretones jaula con mujeres llorando y gritando. Se abren los barrotes y cuando las mujeres son arrojadas al suelo tus oídos estallan con los gritos de furia y locura. ¡Muerte e infierno exige la multitud!


Hay mucha confusión, entonces tus ojos se detienen en una mujer anciana que está justo a tu lado. Ella no grita, no tiene furia, más conectas con una inmensa y profunda tristeza, el desconsuelo más gris que jamás habías sentido. Comienzas a llorar, acompañando las lágrimas de ella. Su rostro blancuzco y relleno estaba ahora rojo de tanto dolor. Y comprendes que su querida nieta estaba en las jaulas. ¡Están quemando brujas!


E inmediatamente tu mente se traslada dentro de la conciencia de la nieta, ahora eres esa mujer. Y tus ojos apenas pueden ver entre tantas lágrimas y tanto dolor; que sabes va pronto a acabar, lo que debería ser un consuelo y no lo es. Después de días de flagelo, de carnes arrancadas, de huesos triturados, de látigos ensangrentados cortando la piel. Hambre, abandono, suciedad, miseria, odio y maldición, todos dispensados libremente para ti, por quienes te consideran hacedora de maldad. Y ahora te darán fin, en nombre de la bondad… de dios...


Y puedes ver a unos metros de ti como la mayoría de los que están allí son mujeres, muy pocos hombres, que han llevado a sus hijos, para que aprendan la lección: el absolutismo y la rigidez de la iglesia no se discute, ni se desafía. Tus pensamientos, veloces como rayos son interrumpidos por las patadas y los golpes.


Tu rostro golpea el suelo y sientes como a modo de animal tus manos y piernas son atadas y trituradas por gruesas cuerdas. Atadas bien fuerte, no para sujetarte, sino para hacer que padezcas cada minuto que respires y desees morir. Más golpes. Un puño en medio de tu ojo hace que exploten tus entrañas, todo pierde por momentos el sentido, gira como en las más terribles locuras y gritas pidiendo el fin.


Y tu loco deseo es concedido: te atan fuertemente a un palo, y comienzan a poner ramas secas a tu alrededor... una antorcha se acerca y comienza a subir el calor. Los leños crujen. Y la desesperación se apodera de todas ustedes.


- Morir... no temo a la muerte, pero a sufrir de ésta forma. – piensas. Una lanza es preferible al dolor indescriptible de la piel consumiéndose, a sentir el hedor de la propia carne siendo cocinada. Y el intenso dolor ahoga tanto llanto, porque aire no hay más. El corazón se hincha, en una atroz sensación, hasta que ya no puedes soportar más... y estalla. Tus lágrimas se evaporan entre el fuego... el calor se desvanece, más te sigues observando envuelta por las llamas.


Tu conciencia se proyecta fuera de ese cuerpo atormentado, es imposible soportar más. La voz de Mariel te invita a que te transformes en tu propio ángel de luz, que viene del futuro a consolarse. Y a recibir al espíritu que saldrá de ese cuerpo quemado. Y así lo haces. Entonces como ángel vas hacia la mujer en llamas y tratas de hacer que tu luz la saque del cuerpo, pero no puedes sacar la conciencia de la mujer del cuerpo que se quema... sino hasta que todo ha terminado.


Y ahora ambos están en una esquina desierta de la plaza. Le abrazas con fuerza, mientras ella continúa llorando. Se envuelven en una burbuja de luz rosada, en amor. Tomas su rostro entre tus manos, sus claros ojos se funden en ti, abiertos como nunca, sorprendidos por lo que sucede, y entonces le dices: - Querida, paz a tu alma. Yo Soy un ángel de Dios. He venido a traerte consuelo y amor. Tu experiencia en la carne ha terminado, más la vida continúa. Tienes nuestro amor y no serás condenada de ninguna manera. Más aún, deseamos que puedas ser recibida por Dios, quien te espera para estrecharte en los brazos de Su amor. Y ahora Yo como Ser de Luz que Soy desactivo y borro la memoria de todos los dolores padecimientos que tu muerte ha generado y que hayas tenido en tu vida.


Hecho esto guardan un rato en silencio, inundándose de la luz divina. Cuando todo se ha calmado, como si todo el horror, hubiera quedado miles de años atrás, llamas a Mariel, y ella se presenta allí. Tú, tomando a la mujer de la mano la acercas hacia tu Maestra y así es conducida a reunirse con su Alma Divina.


 

Una vez que las dos se van, preguntas a tus Maestros que debes hacer y hablando a tu mente indican que regreses al bosque... Una vez más en la seguridad de tu paisaje interior, recuerdas a la anciana que encontraste entre la gente. Vas a llamarla para terminar de resolver con ella todo lo que sucedió. Y se presenta la abuela: está llorando intensamente, mientras se cubre el rostro con las manos.


Acercándote a la anciana dices: - Paz a tu alma, recibe mi amor. Ya no sufras más por lo que sucedió. Tu nieta ahora está en la presencia de Dios, quien la consuela y bendice. La vida continúa más allá de la muerte, y bendiciones maravillosas están reservadas para ti.

Entonces mientras la abrazas, sientes como el llanto va cesando y puedes mirarla para conversar. Su rostro ahora refleja enojo e indignación.


La abuela dice: - No estoy triste, sino muy enojada. Yo misma le enseñe a mi nieta sobre la eternidad del alma, y la vida más allá. Todo lo que le enseñé fue desde el fondo de mi corazón. Le regalé todo lo que tenia. Le mostré como sanar a los enfermos, como aliviar a los que sufren, con las bondades de las plantas, con la fuerza de la naturaleza. Como poner las manos para quitar todo mal. Como ser una buena curandera. ¿Y de que sirvió? ¿Hubo gratitud, entendimiento, compasión, piedad? Aún aquellos a los que curamos se alzaron contra nosotros. A mi amada nieta, la cazaron como un animal, y la condenaron acusándola de trabajar para el Diablo. Esa gente es en verdad muy mala y no tenían ningún derecho a matarla de esa forma… no. Esas cosas dejan marquitas en el alma, y la van limitando.


Cuánto dolor y cuánta verdad. ¿Realmente hay algo que se pueda decir para consolar?


Deseas verla mejor, darle esperanzas, así que dices: - Querida, luego de muchos años está situación de barbarie cambiará. Y quienes viven en el futuro pueden estudiar y practicar la magia y la sanación natural libremente. Ahora recibe nuestro consuelo y amor.


Entonces creas una burbuja rosada alrededor de la abuela. Ella se relaja, se sienta en el suelo, y comienza a embargarla la paz. Ahora comprendes que ella también fue pariente en tu vida actual. Era clarividente, pero nunca le prestó atención a su don. Por eso nunca habló nada de Dios o de religión, solo materialismo. Es que no quería que tú ni otros sufrieran otra vez.


Escuchas que la abuela habla desde el interior de la burbuja de luz: - Ahora se quien Yo Soy, y quien eres tú.

Y los Maestros se acercan a ella, la instruyen y la consuelan.

- Estoy lista para ir a reunirme con la luz. - dice la abuela con el rostro lleno de paz.

La despides con tu sonrisa de luz, y Mariel se la lleva volando hacia el Sol.


Anael entonces se acerca, y comienza a instruirte: - Es el peso de ese cuerpo el que estuvo causándote molestias ésta semana, los dolores en tus articulaciones, ese malestar general, los músculos entumecidos y esa incapacidad de conciliar el sueño. Antes de continuar hay que sanar el cuerpo físico que no puede seguir así.


Ahora que Mariel ha regresado, entre los tres comienzan a trabajar en tu cuerpo de energía. De sus manos emiten distintos rayos de colores, y meten sus manos en el interior del cuerpo, acomodando, abriendo como tapitas, dentro de las cuales trabajan con otras cosas. Hay muchas sensaciones.


Daniel como que rezonga un poco porque no se puede cambiar todo, diciendo que vas a tener que aguantar un poco más. Luego agrega: - Estás anclado en una memoria que no es la correcta. Corregirlo es sencillo de hacer, pero lleva tiempo. Estas memorias afectan muchas áreas biológicas. Cada trauma físico o psicológico va generando una codificación negativa que va en detrimento de todo el sistema. Estas codificaciones inhiben el proceso de restauración del cuerpo y su capacidad de generar luz y vida. Con el paso del tiempo más y más de éstas codificaciones se acumulan, creando sistemas de enfermedad y envejecimiento.


Sientes como ellos van sacando energías emocionales fuertes y las transforman en luz positiva. Anael te pide que les indiques que tipo de emoción deseas sacar y lo hacen, dice que es sencillo. Cada vez te vas sintiendo más a gusto, más libre, más sano/a.

- Ya está - dice Anael, y continúa: - Entiende que trabajar desde la energía es rápido y eficaz, más debes tener la paciencia y la sabiduría para acompañar este mismo proceso de restauración con tu cuerpo físico, donde llevará más tiempo ver el resultado. Lo importante es que tus sistemas comiencen a trabajar para la vida y no para la muerte.”


Te despides amorosamente de tus Maestros y regresas.




Puedes descargar el libro completo de Alma Solar, de forma gratuita.

Enlace en la imagen.




1 visualización0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Σχόλια


bottom of page